viernes, 11 de junio de 2010

  • TEATRO BACAGUARÉ / 5
    Exégesis del exabrupto
    El teatrero Juan Carmona encarnó el personaje de Mayakowsky en un espectáculo de Sabas Martín



    JUAN CARMONA CABELLO (1955)



    CIRILO LEAL MUJICA
    Santa Cruz


    Destellos, experiencias teatrales inéditas, marginales, rompedoras, innovadoras en el ámbito escénico insular tanto en los aspectos formales como en los contenidos de proximidad a las problemáticas sociales y reivindicaciones históricas que tuvieron lugar en las postrimerías del franquismo. Juan Carmona Cabello no fue ajeno a estas realizaciones, concebidas, en gran medida, como flores de un día -cuyo eco no se ha perdido en el deambular de los años- o montajes en constante proceso de transformación y experimentación. Nada de productos elaborados y estandarizados. Pura machaconería, mera repetición de fórmulas que conduce a un estado fosilizado y que, generalmente, sirve en muy poco, tal vez en nada, a la misión social que tiene toda obra de teatro. Esta asunción del teatro es relevante para conocer la trayectoria en ciernes del teatro Carmona y, especialmente, sus creaciones a partir de la experiencia mayakowskyana.

    Hoy, la agenda o la cartelera teatral es competencia y responsabilidad casi exclusiva de las compañías profesionales, locales y foráneas. Compañías o empresas teatrales que se marcan como objetivo la estabilidad, la continuidad y la oferta permanente de productos, así como el mayor número de representaciones y giras para la difusión de sus producciones. Estas empresas están provistas de sus correspondientes números de identificación fiscal para la justificación de gastos, ingresos y percepción de partidas presupuestarias de las administraciones -a todas luces siempre insuficientes para acometer una auténtica política teatral estable y con visión de futuro-. Por otra parte, la dependencia de la taquilla de estas empresas -que han logrado su rol de profesionales con no pocos esfuerzos titánicos- suele abocarles a la elaboración de espectáculos de riesgos limitados. Por otro lado, con anterioridad al surgimiento de las compañías profesionalizadas, el aliento teatral, la historia del arte dramático en las islas se mantuvo encendido gracias a la vocación, la voluntad y la insistencia de personalidades, grupos, colectivos o entidades sociales y culturales en las que el resultado de su esfuerzo, el espectáculo, la interpretación, no estuviera, ni muchos menos, reñido con el concepto de "calidad" y de "lo profesional". La pasión y la entrega al público constituían las máximas gratificaciones de esta amplia nómina de apasionado de la escena. El amor al teatro era suficiente energía para acometer la puesta en escena de una pieza y tras largos meses de ensayos, casi siempre, con recursos mínimos, locales, infraestructura, vestuario, etc., ofrecerlo a un público sediento de cultura y/o diversión. Los colectivos de este ámbito también aspiraban a una mayor estabilidad y al mayor número de puestas en escena de una obra. Desde hace años, Ernesto Galván, actor y animador teatral de los últimos decenios, así como Alberto Omar, escritor, actor, director y dramaturgo, han llamado la atención acerca de la necesidad de la creación de un espacio de la memoria teatral que permita el estudio y la difusión del papel desempeñado por directores, actores, autores y animadores culturales, su esfuerzo continuado durante decenios, en el mantenimiento de la actividad escénica en Canarias. En cualquier caso, la trayectoria que llevaron a cabo y, posiblemente, sigan acometiendo en la actualidad, es desconocida o ignorada hoy por los nuevos ceremoniantes del oficio y que han constituido las piedras para levantar el actual edificio escénico.



    Teatro de la transitoriedad
    En este proceso de mirada atrás -donde sin querer se rozan sensibilidades- siguiendo la singladura teatral de Juan Carmona Cabello, nos adentramos en la puesta en escena del espectáculo "Vladimir Mayakoswsky (Tragedia) - Koúmos", dirigido y realizado por Sabas Martín en 1974. Un espectáculo de función única estrenado en el Teatro de Cámara del Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, que marcó en gran medida la trayectoria posterior de Juan Carmona y de algunos de los que participamos en el mismo: espíritu de investigación, experimentación, ensayo, exploración de formas y lenguajes, búsqueda de comunicación con el público apelando a sentimientos, intuiciones, más que a la razón. Sabas Martín explicaba la filosofía de este planteamiento propio de los Teatros de Cámara:

    "Quizás haya que delimitar lo que yo creo que es la labor, las directrices a seguir por unos grupos eminentemente minoritarios como pueden ser los Teatros de Cámara. En este sentido creo que es ineludible afirmar que su misión debe ser, en todo momento, investigadora, experimental, de búsqueda de nuevos cauces para la manifestación dramática. Búsqueda que debe responder a las circunstancias concretas del momento coyuntural, no sólo en un plano socio-político, sino que debe tener en cuenta la evolución, o el anquilosamiento, de las formas teatrales. Búsqueda que debe estar regida, en todo momento, por la convicción plena de la transitoriedad de los posibles nuevos caminos descubiertos o esbozados, y que debe huir de ese estancamiento que hace que surja esa necesidad de "epater" las formas convencionales. (…) Con respecto al espectáculo, llamamos la atención sobre un primer problema, una primera dificultad. Estriba en la identificación total del espectador con las situaciones planteadas a lo largo de la representación. Es probable, es casi seguro, que puedan quedar algunas lagunas, algunos claros en la asimilación total del espectáculo. Lo que será innegable e irrefutable es que el espectador se verá obligado, forzosamente, a seguir, a participar en las evoluciones de la obra. Será innegable que será arrastrado por una marea de sensaciones (que es lo que interesa), de sentimientos no muy definidos ni claramente delimitados, y que enfrentará con una serie de planteamientos desconocidos en anteriores obras dramáticas".

    Lágrimas del poeta
    AJuan Carmona Cabello, tras intensos meses de preparación y trabajo de actor con técnicas del Método, Meyerhold, Grotowsky, Artaud, en el Círculo de Bellas Artes, fue elegido como protagonista principal para encarnar al poeta Vladimir Mayakowsky. Su nivel de interpretación, dominio de la voz, movimiento corporal y presencia escénica le convirtieron en la mejor imagen del poeta ruso que denunció y luchó contra la anulación de la personalidad el hombre (en este caso representada por la "rebelión de los objetos" que se proclaman señores para aplastarnos); la mecanización y deshumanización; la religión y las guerras; la mediatización económica, las represiones políticas, etc. El poeta Mayakowsky, el actor Juan Carmona, cargan con el equipaje de dolorosas realidades que han ido castrando al ser humano. Con su cargamento de almas hechas jirones, Juan Carmona sigue buscándole sentido a las lágrimas de los humanos, su redención o catarsis a través de la ceremonia teatral, su perenne pasión de vida.

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