viernes, 11 de junio de 2010

  • TEATRO BACAGUARÉ / 13
    Postulados del Cómico
    Alegato y compromiso teatral de Juan Carmona contra la contaminación radiactiva



    JUAN CARMONA, EN LA MIRADA DEL HISTRIÓN.



    CIRILO LEAL MUJICA
    Santa Cruz


    Atender con rigor las señales de su padecer y no descuidar las atenciones médicas y farmacológicas es una de las bazas principales para mantener el equilibrio psíquico. Un ritual necesario para normalizar los ritmos vitales, para sentirse seguro y menos vulnerable. Juan Carmona se ha forjado en esa lucha interna que ha tenido como escenario las cavernas del alma. El conocimiento de su fragilidad le ha hecho fuerte y con ese bagaje y el vigor personal ha transitado en los últimos años. Atravesando duros trechos de oscuridad y momentos de lucidez, algarabía y plenitud. Caídas y vueltas a empezar. Encarnando, a su pesar, al mítico Sísifo, en su esfuerzo incesante en el empuje de una pesada carga. En esta pugna cotidiana consigo mismo le ha sacado utilidad ya que, alertado por la fina intuición y la experiencia vital sobre los enemigos invisibles de la salud, ha ido elaborando, estructurando, perfilando, condensando una especie de canon, de guía, de manifiesto, de pronunciamiento, de alegato: los Postulados del Cómico.



    Pensamiento y acción
    Los Postulados del Cómico constituyen una declaración que define su compromiso teatral con la vida, con el presente, con su entorno, que va más allá del islote. Este posicionamiento y reflexión le convierte en un teatrero fuera de lo convencional: un ser preocupado en la carga ideológica y la comunicación más que en las posibilidades de sustento del acontecimiento teatral.

    "Postulados del Cómico: Misil Nuclear, Hojillas de Afeitar es una propuesta escénica que pretender hacer caer en la cuenta el peligro real de contaminación radiactiva que sufre el Atlántico, especialmente, las aguas Canarias. Hay quien se preocupe por el dominio de las aguas del archipiélago, a mí me duele que ese recurso esté contaminado. Es una obra cuya trama única es la buena disposición que tiene el cómico para comprometerse en esta sociedad con algunas posturas e ideas sobre la contaminación radioactiva. Un hecho que muchos científicos interesados o pagados por multinacionales niegan. Para llevarla a cabo utilizo todo tipo de material, especialmente artículos antimilitaristas de índole armamento nuclear y sus efectos nocivos en la población y en los seres vivos; documentación sobre la contaminación de centrales nucleares y la disolución de los residuos en la atmósfera y en las aguas; información sobre cementerios nucleares en el mar y los residuos que escapan a la atmósfera; cartas testimonio sobre las enfermedades derivadas de este tipo de contaminación. Una compleja trama que nos mueve por apartados temáticos como los relacionados con la enfermedad del cáncer; la disponibilidad de los medios de comunicación de comprometerse con esta y otras informaciones, y unas paranoias urbanas, que escenificadas, vienen y van del Corte Inglés a los astros. La corriente donde se integra Postulados del Cómico es de una dramaturgia fuerte en surrealismo".



    Rebeldía incesante
    Bacaguaré era un ritual de rebeldía, de ir a contracorriente, provocador. Lo que se pretendía hacer con el teatro. Esa ha sido una constante en Juan Carmona, reconoce Juan Jesús Arteaga, actor del grupo en su primer montaje. Una mirada desde el presente a la trayectoria que ha mantenido el fundador del colectivo que irrumpió en la escena insular en plena transición a la democracia. Un proceso de trasiego de la dictadura a las libertades que anestesió buena parte de la memoria del dolor. Juan Carmona no quiso entrar en ese juego, en ese pacto de silencio.

    "Para mí hay el Juan Carmona de aquel tiempo, de la Universidad, una persona cargada de proyectos relacionados con el teatro. Después se produce un impasse de un montón de años, el tiempo que pasa en la Península. Ahora está el Juan actual, una persona que ha caminado en el filo de la navaja, bordeando el abismo y al que la vida le ha pasado facturas que le han cambiado algo. Sin embargo, su vinculación al teatro se ha mantenido intacta. Eso no ha cambiado. Sigue siendo el de toda la vida: una persona con muchos proyectos teatrales. El teatro ha sido su apuesta personal y en ella sigue. El Juan de los años setenta que se manda a mudar de aquí y reaparece al cabo de tantos años sigue siendo el mismo en cuanto a ese amor que siente por el teatro. Yo creía que Juan Carmona había perdido facultades cuando me reencontré con él en la experiencia de Bajo el mismo cielo con los personajes del carnaval. Cuando él sube al escenario se transforma, saca a la luz todos sus recursos interpretativos y da el nivel. Lo ves entre bambalinas y piensas que no es el Juan de antes, pero cuando se pone a actuar vuelve a ser el mismo de antes. Hablas con él y lo ves con la misma ilusión de siempre. Se le ve enseguida esa parte de niño, de ilusión, de entrega. En el escenario se transforma. Me recuerda al Juan de hace un montón de años cuando lo conocí. Su entrega al teatro ha sido una elección ha costa de muchas pérdidas. Es su pasión. Ahora mismo me pongo a pensar y me cuesta encontrar a una persona que haya mantenido esa línea, ese compromiso, esa fijación. Tarde o temprano, por muy rebeldes que hayamos sido en una época, terminamos pasando por el aro. Es muy difícil encontrar una persona como él con esa pasión de juventud. Muy complicado establecer una frontera entre su pasión y su vida personal. No conozco a otro con ese grado de entrega."

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